Foto: Valerio Merino
Aristóteles Moreno
«LA PINTURA ES LA LUCHA CONTRA LA MELANCOLÍA»
Tiene una mano prodigiosa para el retrato. Su pintura religiosa cuelga de varias catedrales y un San Juan de Ávila suyo viajó hasta el Vaticano. Ahora regresa con un laureado Gran Capitán.
En 2013 dinamitó todos los clichés del cartel de la Feria de Córdoba. Pintó a un joven en vaqueros y camisa blanca, que bien habría podido posar para Versace. El revuelo desbordó las estrechas fronte- ras locales y hasta un catedrático de Periodismo se hizo eco de la polvareda con un artículo titulado “El nuevo chiquito piconero contra el machismo”. Ahora vuelve con un Gran Capitán irresistible. Tanto que acaba de ganar el premio internacional que lleva el nombre del famoso militar montillano. Otro galardón más en su ya dilatada carrera pictórica.
Perdone, pero su Gran Capitán es todo un modelo de alta costura.
Sí, es un hombre bellísimo. Pero no fue su belleza lo que me cautivó, sino sus facciones: arco superciliar marcado, músculos cigomáticos también muy marcados y una punta de fuerza en la nariz que le daba gallardía.
Primo hermano, por cierto, del morenazo en vaqueros del cartel de feria de 2013.
(Risas) Se ve que es una tipología masculina que me gusta.
¿Su Gran Capitán es creíble?
No es un cuadro real. Es un cuadro épico. Un Gran Capitán no termina una batalla de esa manera. Estaría lleno de sangre, de vómitos, de pelos pegados. Esa no era la idea sino dar una nueva imagen de Gran Capitán. Yo quería trasladarlo al héroe que yo he conocido en mi infancia: Supermán.
Por cierto, de aquél cartel polémico dijo usted que quería “romper con el machismo”. ¿Lo ha logrado?
No sé si todo el mundo lo entendió. El cuadro dividió a la opinión de los cordobeses. La cartelería siempre había sido un poquito machista y mi intención era esa. La idea era un cartel que no pasara desapercibido. Mi función era hacer publicidad. ¿Cómo? Haciendo cosas rompedoras.
Sobrevivió usted a la controversia?
Si no hubiese existido controversia el cartel hubiera pasado desapercibido. Ha sido el cartel de la historia de Córdoba del que más se ha escrito. Cuando me di cuenta de que acerté es cuando el alcalde de Sevilla me enseñó la foto del cartel en su móvil.
El Ayuntamiento se asustó?
No. Le vino bien esa publicidad.
Tiene usted olfato publicitario.
Más que olfato, entrega. Yo me entrego mucho. En el Gran Capitán me he dejado casi la salud.
Con 14 años, María José Ruiz (Montillana, 1966) ya vendió su primer cuadro. Retrató a una vecina a cambio de una caja de pinturas pastel Rembrandt. Lo suyo no obstante era la Filosofía, pero acabó sucumbiendo al sentido práctico y se matriculó en Derecho. No tardó en comprobar que no había nacido para sentarse en un despacho frente a un ordenador y abandonó su puesto de trabajo en el Ayuntamiento de Montilla para matricularse en Bellas Artes. Su talento se reveló pronto. En primero pintó una Sofía Loren y el profesor se rindió a su técnica: “Señorita, que todavía le quedan 5 años para terminar”.
Vendió su segundo cuadro por 50.000 de las antiguas pesetas, una …
Arte provocador
“Mi cartel de la Feria de 2013 ha sido sobre el que más se ha escrito de la historia de córdoba”
Creación sin género
“Para mí, la pintura no tiene sexo. Yo pinto exactamente igual que pinta un hombre. Pinto y ya está”
…Santa Magdalena de Tiziano, y desde entonces no he parado de trabajar. Es acreedora de ocho premios y tiene obra expuesta en la Catedral de Toledo y de Monyobamba (Perú), la Mezquita Catedral de Córdoba, Roma, Normandía, Granada, Sevilla, Badajoz, Villacañas y, como es natural, en Montilla.
Un crítico dice que retrata la “Pureza de vivir”. ¿Dónde deja la impureza?
También hay impurezas en mi obra. El cuadro de Focus lo describieron entre la “hermosura” y la “escatología”.
Huye de lo feo?
Para nada. Está lo sublime, lo que trasciende a la belleza, la lucha del hombre con la naturaleza. De hecho, yo meto mucha crítica social. El premio de Focus era una alegoría del maltrato, con una novia chorreando sangre.
En qué maestro o maestra se mira?
Maestra no he tenido ninguna. La pintura que me llegó de estudiante fue Greco, Tiziano, Goya, Velázquez, Rembrandt. Todos los grandes. En una ocasión una escritora me dijo sobre un cuadro mío que jamás pensaría que lo habría pintado yo, sino un hombre.
La pintura femenina no existe.
Para mí, la pintura no tiene sexo. Yo pinto exactamente igual que un hombre. Pinto y ya está.
Habla usted de la “esencia melancólica de todo artista”.
Con casi todos los artistas que he hablado tienen un punto de melancolía. Hay algo que tienes dentro.
Cultura oficial
“No sé lo que se va a hacer en el C4. No llevo temas políticos ni he recibido nunca una subvención. Es un mundo que me es ajeno”
Vitalidad
“Las musas me visitan sobre todo cuando me encuentro alegre. Cuando pinto bien me como el mundo”
¿Y a usted donde le lleva?
Yo recuerdo desde pequeña esa inquietud. Quizás sea la pintura la forma que tenemos de hacernos fuertes.
¿A usted para qué le sirve?
Paso el tiempo de mi vida pintando. Es una oportunidad de comunicar mis sentimientos, de aportar mis ideas, de compartirlas con mis amigos y, tal vez, de emocionar a alguien. La parte negativa es la soledad.
Para el arte es una religión. ¿Comulga con él?
Creo que fue Hegel quien dijo que el derecho, el arte y la religión forman parte del espíritu absoluto. ¿Una religión? El arte es una forma de vida.
¿Qué pone en el lienzo: técnica o emoción?
Son complementarias. Si tienes emoción y no sabes pintarla, ¿qué?
¿Todo lo que sabe lo aprendió en el aula?
No. El aula te da una parte de formación pero tú ya vas con cierto conocimiento. Con esa sensibilidad especial que tiene la excelencia. El arte no se aprende, se aprende la técnica.
¿Los premios la alimentan?
Económicamente sí. Pero a todo el mundo le gusta que le reconozcan su trabajo. Desde 2000 vivo de la pintura. Soy una persona libre. No tengo marchantes, ni galerías. No sabría vivir sin la libertad. Pero pagas un precio.
¿Lo del C4 qué es: surrealismo o política abstracta?
Si le digo la verdad, no sé lo que se va a hacer allí. No llevo temas políticos ni he recibido nunca una ayuda.
¿Hay mucho artista cortesano?
Ser artista cortesano renacentista sería fantástico, pero la corte de artistas subvencionados es un mundo que me resulta ajeno. Absolutamente.
A usted, como a Picasso, ¿siempre que le visitan las musas está trabajando?
Si trabajara tanto como Picasso tal vez tendría la suerte de que me visitaran más. Las musas me visitan sobre todo cuando estoy alegre. La pintura es una lucha contra la melancolía. Cuando pinto alegre me como el mundo.
Cuando está alegre, ¿pinta o vive?
Esa es la cosa. Ese toque existencialista, como no estudié Filosofía, se va a quedar sin respuesta.
Una destreza técnica reconocida
A la izquierda de María José Ruiz, un joven se lamenta sobre la pared del dolor incesante de sus migrañas. Es su contribución a la Asociación Española de Pacientes con Cefalea (AEPC), que dirige el cordobés Ernesto Hita. Una contribución, como ven, impecable. Sus retratos pueden escapar del lienzo en cualquier momento. Su destreza técnica ha recibido un buen puñado de galardones, el último de ellos el Premio Internacional Gran Capitán, que promueve el Ayuntamiento de Montilla.
El patrón de trabajo de María José Ruiz es anárquico. Lo reconoce la propia autora. Su gran capitán lo pintó en dos meses de trabajo febril bajo un calor de justicia. Cuando terminó a finales de agosto estaba extenuada. Desde entonces, apenas ha cogido el pincel, pero ya prepara un nuevo proyecto.
Mantiene estudio cerca de las Tendillas desde que se trasladó a Córdoba procedente de Montilla. Es un piso amplio y luminoso donde reposan obras de gran tamaño y diferentes estilos pictóricos, que reflejan su evolución artística. “Me gusta todo, pero creo que el realismo tiene un plus a la hora de comunicar”, sostiene la pintora montillana.
Córdoba, “Contramiradas”
Domingo, 15 de noviembre de 2015
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